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Exposición pasada

La línea, la noche, armas del texto

Del 2 de julio de 2022 al 5 de febrero de 2023.
Autor
Florencia Guillén
Curador
Víctor Palacios
Sala
Salas de la 9 a la 11 del Circuito Sur.
Fechas
Del 2 de julio de 2022 al 5 de febrero de 2023.

“Perforar el trazo de un razonamiento en el que las letras hacen del pensar
una línea penetrante, de largo aliento pero estrecha como un hilo”.
André Leroi-Gourhan
Le geste et la parole, 1964

“Mañana es palabra vaga”.
Francisca Ascanio
Primer Congreso Feminista de México, 1916

Por Víctor Palacios

La práctica artística de Florencia Guillen (Ciudad de México, 1977) atraviesa, prosigue e invade el trayecto de líneas, palabras y relatos preexistentes. Ese incisivo gesto en presente, más que develar el cuerpo, más que describir los pormenores de la escena, cuestiona los encabezados de la historia y acoraza lo invisible.

En el marco de esta exposición, que forma parte integral de la muestra Apoderarse de todos los muros. Anteproyectos de José Clemente Orozco, Guillén contrapone dos improntas simultáneas, trazos paralelos que, si bien coincidieron en tiempo y espacio, sus puntos de convergencia y disonancia, tácitos o casi imperceptibles, han sido poco explorados.

Por un lado, Guillén repara en torno a la representación de las figuras de mujeres tanto en los bocetos de murales aquí expuestos como en los primeros frescos pintados por Orozco en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Casa de los Azulejos de la Ciudad de México entre 1923 y 1926. Por otro, recopila una serie de reveladores párrafos sobre la infatigable y tenaz lucha de un sinnúmero de mujeres feministas, anarco-comunistas y revolucionarias en pro del urgente reconocimiento de los derechos de las mujeres. Batallas estas de muy largo aliento que finalmente lograron establecer una perspectiva de género y alcanzar derechos elementales en materia política, laboral, cívica legal y sexual, entre otros. Todo ello se encuentra en el contexto de una sociedad mexicana posrevolucionaria libre del anquilosado porfiriato pero aún ultra conservadora.

Al apreciar los trabajos plásticos y visuales de Guillén en esta exposición, es posible sentir cómo recorre, examina o literalmente calca líneas de los impulsos creativos e intelectuales antes mencionados. Ya sea a través de las tomas o paneos de las siluetas en los murales en los que percibimos los diversos accidentes de sus texturas y contrastes cromáticos, algún leve indicio corporal o los pliegues de una prenda o bien a través de los dibujos sobre película de 16mm, la artista formula y pone sobre la mesa una serie de interrogantes sobre la manera en que estas vías de acción paralelas –José Clemente Orozco, el muralismo mexicano en plena ebullición y los múltiples medios de reflexión y expresión de aquellas mujeres que peleaban por sus derechos– pueden haberse complementado, nutrido o ignorado. Lo cierto es que, como lo mencionó la combativa feminista yucateca Francisca Ascanio, ambas líneas renunciaron a la espera para apoderarse de su presente.