por Víctor Palacios
En 1947 José Clemente Orozco (1883-1949) realizó uno de sus proyectos gráficos y pictóricos más significativos dentro de su vasta trayectoria artística bajo el título de Los Teules*. Dicha serie, concebida ex-profeso para su quinta exposición en el Colegio Nacional, constó de 66 obras producidas en diversos formatos y técnicas como el dibujo al carbón, la tinta, el temple y la piroxilina. En Los Teules Orozco retoma con ímpetu una de las temáticas medulares de su producción plástica y de su singular manera de afrontar la historia a través del arte: la Conquista de México. En esta ocasión, en un diálogo directo con la aguda narrativa que Bernal Díaz del Castillo entreteje en su célebre manuscrito Historia verdadera de la conquista de la Nueva España finalizado en 1568.
Las cinco piroxilinas de gran formato que integran esta exposición forman parte del acervo artístico de JCO resguardado por el Museo Cabañas desde su fundación. Dentro del conjunto de Los Teules son piezas monumentales que destacan por centrar la composición en una sola y contundente figura. Ante la ausencia de elementos descriptivos ajenos al personaje representado y la falta de escenas narrativas que aludan directamente al suceso bélico, el espectador de estas obras se enfrenta de lleno al enigma plasmado por Orozco. Un enigma que no solo reafirma el constante afán de este artista por desmitificar la historia sino la firme intención de provocar complejas experiencias emocionales, sensoriales y estéticas ante la pintura misma. Sin mayor explicación, aun tratándose de la llamada pintura de historia.
Como lo han señalado diversos historiadores del arte, en las obras aquí dispuestas prevalece un espacio o pasaje que remite a un estado de transe posterior a la crudeza de la batalla. Sin embargo, también resulta posible imaginar que algunas piezas apuntan a una suerte de condición premonitoria frente al inminente choque de culturas y la consecuente debacle. Ante esta temporalidad indefinida y al respecto de Los Teules la investigadora Itzel A. Rodríguez Mortellaro comenta: “La idea de lo histórico en la obra de Orozco se define por una comprensión de los sucesos pretéritos en íntima compenetración con el presente, así como por la certeza de que la relevancia de los sucesos locales reside en su dimensión universal”.
Desde una aproximación técnica y formal estas obras ofrecen un inmejorable ejemplo de cómo JCO incorporó a la piroxilina (nitrocelulosa) en su producción pictórica a partir de 1944. Como otros pintores coetáneos -en particular David Alfaro Siqueiros- el artista jalisciense decidió experimentar con las virtudes y posibilidades de esta sustancia sintética utilizada originalmente para fines industriales. A grades rasgos a Orozco le permitió generar trazos dinámicos de mayor densidad matérica gracias al rápido secado de la piroxilina y su eficiente fijación a un soporte orgánico como el masonite. Sin duda, el empleo de la nitrocelulosa fue determinante en la última etapa productiva de JCO y una técnica que le condujo a catalizar sus inquietudes y vínculos con diversos lenguajes netamente modernos a nivel internacional.
Por último, cabe señal que esta muestra inicia una serie de exposiciones encaminadas a mostrar obras de Orozco de manera permanente y en diálogo con su imponente complejo mural en la Capilla Mayor de este histórico recinto.
* El vocablo theul tiene su origen en el náhuatl teotll o teutl que significa Dios, Teul es el plural. En la citada obra de Bernal Díaz del Castillo se encuentra otra la acepción del término: demonios o dioses malignos. De ahí su relación con los Conquistadores.
Sala Orozco: Los Teules
Sala 8 del Circuito Sur
Clausura: Diciembre de 2024
