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Flujo aleatorio de Edgar Cobián

Del 29 de febrero al 28 de julio, 2024
Exposición actual
Curador: Víctor Palacios

“¿Por qué Butes pereció ahogado? Porque no provenimos de lo seco”.
Pascal Quignard, Butes.

Ni utopía ni distopía. En contraposición, un radical mise en abyme (puesta en abismo) de lo corporal desfigurado, eviscerado e imbuido en su propia y metamórfica viscosidad. Ningún artilugio. El flujo es aquí un estocástico abismar; un ahora mismo sucesivo de impredecible trayectoria / cadencia / duración. Escurre, evapora, coagula en la virtualidad.

La presente exposición individual de Edgar Cobián (Guadalajara, Jalisco, 1978) es una instalación que nutre y complejiza el carácter heterogéneo e interdisciplinar de su actividad artística. La línea, el trazo, las siluetas, los contrastes cromáticos plasmados en las grandes telas suspendidas de un sinuoso dibujo espacial generan ambivalentes aproximaciones críticas en torno a la representación contemporánea del cuerpo normalizado y cosificado mas no por ello asexuado, neutro o asocial. Liberados de cualquier soporte (bastidor, marco u otro tipo de materia sólida) estos lienzos devienen elementos livianos, flexibles, vulnerables. Cuelgan como pancartas políticas o publicitarias y su inherente promesa de vigorosos futuros… caducados.

A nivel compositivo, las figuras ingrávidas, entrelazadas y superpuestas, las formas globosas y orgánicas, las lánguidas extremidades y la intermitente presencia de mínimas o extrañas reminiscencias paisajísticas y arquitectónicas suscitan una rica mixtura de resonancias estilísticas en la historia del dibujo y la pintura. De manera aleatoria, Cobián remite a evanescentes representaciones manieristas de Antonio da Correggio, a cierto surrealismo de Max Ernst o bien las recientes experimentaciones de Alum Williams en torno al potencial dramático de la mancha animada, a medio derretir.

Nada de lo anterior tendría sentido sin la presencia de otros medios empleados por Cobián como parte medular de su espectáculo. Por un lado, el sonido, la música, el baile, como génesis de su práctica se manifiesta aquí con la intermitente activación de una composición electroacústica pautada por movimientos corporales y, por otro, la presencia de textos poéticos que ironizan y amplifican los caudalosos meandros de su psique. La retícula proyectada -también trazada en algunos dibujos- enfatiza la tensión del indómito torrente orgánico con la omnipresente lógica, estructura y rigidez del aparato de control sociopolítico. Así, esta puesta en escena pone en tensión la máxima de Vladimir Nabokov: “El patrón de la cosa precede a la cosa”. Cobián opta por saltar y sumergirse, encarnar la rebeldía líquida de Butes. Soltar los remos, franquear el Rubicón.

Víctor Palacios
Curador